martes, 9 de febrero de 2010
Un plural que no suena incómodo.
Tiene que ver con largas e incómodas conversaciones, tiene que ver con aprender a aburrirse en conjunto. Es conocerse, complicidad y entrega. Es repetición, confianza y constancia. Es una apuesta sincera que, en los momentos a solas, mediante un botón secreto, te acerca a la pasión, pero nunca con la intensidad del inicio. Por eso, así como la pasión te invade sin permiso, para el amor hay que estar dispuesto. Existe la firme determinación de no naufragar, de desafiar al tiempo y la inercia de lo cotidiano. Es luchar por un plural que antes sonaba a incómodo. Puede sonar algo desesperanzador, pero quiero pensar que el amor tiene la magia de hacer de cada día una aventura sin que pase nada especial, sin buscar innecesarias montañas rusas, sin sobresaltos inútiles: la magia de sentirte querida.
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